Es domingo, domingo
por la mañana, miro por la ventana y hace un bonito día. Me iré al
balcón.
¡Qué tranquilidad!
La verdad es que cada vez me gustan más los domingos por la mañana.
Sea donde sea la vida transcurre con algo diferente, se aprecia mejor
el aire, los sonidos... oigo los ladridos de los perros del
vecindario...las cañerías de la ducha del vecino de arriba... pues
me gusta.
Ya van dos domingos
escuchándola.
La
descubrí cuando andaba buscando las “músicas nostálgicas” que
nos visitaron a Violeta y a mí en el club naútico. Seguían siendo
preciosas y seguían siendo sobredosis, y en esas, me apareció en el
lateral de youtube unos videos de unos tal Riddim Cats. Ni puñetera
idea. Pues cliqué, y primero fue en un tema que se llama Cuando,
y
me resultó extraño pero me hizo gracia, así que
cliqué en la siguiente, En
mis sueños, y
me gustó también y por lo mismo, cantaban igual de mal, el sonido era algo ratonil y
refrescaban mucho la cabeza. La primera vez que la escuché me dije
“¡Cómo pueden cantar así de mal y no importarles! ¿es que nadie
les ha dicho nada?” Y en la siguiente ocasión, pues empecé a
plantearme que a lo mejor yo no me enteraba mucho y que quizá no
desafinaran tanto porque, desde luego, en la escucha inicial así me
lo pareció: ¿cantaba el chico? desentonaba, ¿cantaba la chica?
desentonaba ¿?
Volvi a oírla otra vez
el domingo pasado y empecé a pensar que lo hacían a propósito, que
cantaban así a propósito, rarito pero bueno, igual la cosa era así.
En cualquier caso me
encanta como cantan (que sigo creyendo que es un poco bastante mal),
me superchifla, así que me he hecho fan aunque sólo he oído esas
dos canciones y no sé si escucharé alguna más. Por ahora todo bien.
El otro día tuve un
sueño estupendo, fenomenal.
Era de noche y yo me
encontraba en alguna parte a la intemperie con el cielo encima y
algo en él captó súbitamente mi atención: un objeto grande con
forma de disco y muy luminoso comenzaba a girar sobre sí mismo en
sentido horizontal, los giros alcanzaban en fracciones de segundo una
velocidad vertiginosa, yo no daba crédito, y sin tiempo a asimilar
nada, el objeto cambiaba de posición y en un brusco movimiento
volvía a girar sobre sí mismo pero esta vez en sentido vértical, y
cuando alcanzaba otra vez esa prodigiosa velocidad desaparecía de
golpe y porrazo. FIUUUU!!!!
Y yo me decía en el
sueño: "¡Es verdad! Lo que cuenta la gente de los ovnis al final va
a ser verdad, ¡lo acabo de ver!"